CAPÍTULO
I
LAS
CEGUERAS DEL CONOCIMIENTOEl error y la ilusión
La
educación del futuro debe afrontar el problema desde estos dos aspectos: error
e ilusión. El mayor error sería subestimar el problema del error; la mayor
ilusión sería subestimar el problema de la ilusión. El reconocimiento del error
y de la ilusión es tan difícil que el error y la ilusión no se reconocen en
absoluto.
Marx
y Engels enunciaron justamente en La Ideología Alemana que los hombres siempre
han elaborado falsas concepciones de ellos mismos, de lo que hacen, de lo que
deben hacer, del mundo donde viven. Pero ni Marx ni Engels escaparon a estos
errores.
Un
conocimiento no es el espejo de las cosas o del mundo exterior. Todas las
percepciones son a la vez traducciones y reconstrucciones cerebrales, a partir
de estímulos o signos captados y codificados por los sentidos; de ahí, es bien
sabido, los innumerables errores de percepción que sin embargo nos llegan de
nuestro sentido más fiable, el de la visión. Al error de percepción se agrega
el error intelectual.
La
proyección de nuestros deseos o de nuestros miedos, las perturbaciones mentales
que aportan nuestras emociones multiplican los riesgos de error.
El
desarrollo del conocimiento científico es un medio poderoso de detección de
errores y de lucha contra las ilusiones.
La
educación debe entonces dedicarse a la identificación de los orígenes de
errores, de ilusiones y de cegueras.
El
egocentrismo, la necesidad de auto-justificación, la tendencia a proyectar
sobre el otro la causa del mal hacen que cada uno se mienta a sí mismo sin
detectar esa mentira de la cual, no obstante, es el autor, Una memoria no
regenerada con la remembranza tiende a degradarse.
Las
teorías resisten a la agresión de las teorías enemigas o de los argumentos
adversos. Aunque las teorías científicas sean las únicas en aceptar la
posibilidad de ser refutadas, tienden a manifestar esta resistencia.
La
racionalización se cree racional porque constituye un sistema lógico perfecto
basado en la deducción o la inducción; pero ella se funda sobre bases mutiladas
o falsas y se niega a la discusión de argumentos y a la verificación empírica.
La racionalización es cerrada, la racionalidad es abierta. La racionalización
toma las mismas fuentes de la racionalidad, pero constituye una de las fuentes
de errores y de ilusiones más poderosa.
El
imprinting es un término que Konrad Lorentz propuso para dar cuenta de la marca
sin retorno que imponen las primeras experiencias del joven animal, el imprinting
cultural marca los humanos desde su nacimiento, primero con el sello de la
cultura familiar, luego con el de la escolar, y después con la universidad o en
el desempeño profesional.
LOS PRINCIPIOS DE UN CONOCIMIENTO PERTINENTE
El
conocimiento de las informaciones o elementos aislados es insuficiente. Hay que
ubicar las informaciones y los elementos en su contexto para que adquieran
sentido.
Lo
global es más que el contexto, es el conjunto que contiene partes diversas
ligadas de manera inter-retroactiva u organizacional. De esa manera, una
sociedad es más que un contexto, es un todo organizador del cual hacemos parte
nosotros.
El
ser humano o la sociedad, son multidimensionales; el ser humano es a la vez
biológico, síquico, social, afectivo, racional. La sociedad comporta
dimensiones históricas, económicas, sociológicas, religiosas.
El
conocimiento pertinente debe enfrentar la complejidad. Complexus significa lo
que está tejido junto; en efecto, hay complejidad cuando son inseparables los
elementos diferentes que constituyen un todo y que existe un tejido interdependiente,
interactivo e inter-retroactivo entre el objeto de conocimiento y su contexto,
las partes y el todo, el todo y las partes, las partes entre ellas.
La
educación debe favorecer la aptitud natural de la mente para hacer y resolver
preguntas esenciales y correlativamente estimular el empleo total de la
inteligencia general. Este empleo máximo necesita el libre ejercicio de la
facultad más expandida y más viva en la infancia y en la adolescencia: la
curiosidad, la cual, muy a menudo, es extinguida por la instrucción, cuando se trata
por el contrario, de estimularla o, si está dormida, de despertarla.
La
filosofía que es, por naturaleza, una reflexión sobre todos los problemas
humanos se volvió a su vez un campo encerrado en sí mismo. Los problemas
fundamentales y los problemas globales son evacuados de las ciencias disciplinarias.
Sólo son protegidos por la filosofía pero dejan de alimentarse de los aportes
de las ciencias.
·
Disyunción Y
Especialización Cerrada
·
Reducción Y
Disyunción
·
La Falsa
Racionalidad
ENSEÑAR LA CONDICIÓN HUMANA
Debemos
reconocer nuestro doble arraigamiento en el cosmos físico y en la esfera
viviente, al igual que nuestro des arraigamiento propiamente humano. Estamos a
la vez dentro y fuera de la naturaleza.
Hemos
abandonado recientemente la idea de un Universo ordenado, perfecto, eterno, por
un universo que nace en la irradiación, en el devenir disperso donde actúan de
manera complementaria, competente y antagónica: orden, desorden y organización.
Un
poco de substancia física se organizó sobre esta Tierra de manera
termodinámica. A través del remojo marino, de la preparación química, de las
descargas eléctricas, tomó Vida.
Hacemos
parte del destino cósmico, pero estamos marginados: nuestra Tierra es el tercer
satélite de un sol destronado de su puesto central, convertido en astro pigmeo
errante entre miles de millones de estrellas en una galaxia periférica de un
universo en expansión. Somos a la vez seres cósmicos y terrestres.
La
importancia de la hominización es capital para la educación de la condición
humana porque ella nos muestra como animalidad y humanidad constituyen juntas
nuestra humana condición. Somos resultado del cosmos, de la naturaleza, de la
vida, pero debido a nuestra humanidad misma, a nuestra cultura, a nuestra
mente, a nuestra conciencia; nos hemos vuelto extraños a este cosmos que nos es
secretamente íntimo. Nuestro pensamiento y nuestra conciencia, los cuales nos
hacen conocer este mundo físico, nos alejan otro tanto.
Unidualidad
El
humano es un ser plenamente biológico y plenamente cultural que lleva en sí
esta unidualidad originaria.
El
hombre sólo se completa como ser plenamente humano por y en la cultura. No hay
cultura sin cerebro humano y no hay mente es decir capacidad de conciencia y
pensamiento sin cultura.
ENSEÑAR LA IDENTIDAD TERRENAL
La era planetaria
Las
ciencias contemporáneas nos enseñan que estaríamos a unos quince mil millones
de años después de una catástrofe inefable a partir de la cual se creó el
cosmos, tal vez a unos cinco millones de años después de que hubiera comenzado
la aventura de la hominización la cual nos habría diferenciado de los otros
antropoides, cien mil años desde el surgimiento del homo sapiens, diez mil años
desde el nacimiento de las civilizaciones históricas y entramos a los inicios
del tercer milenio de la era llamada cristiana.
La
diáspora de la humanidad no ha producido escisión genética: pigmeos, negros,
amarillos, indios, blancos, vienen de la misma especie, disponen de los mismos
caracteres fundamentales de la humanidad.
El
legado del siglo xx
El
siglo XX fue el de la alianza de dos barbaries: la primera viene desde el fondo
de la noche de los tiempos y trae consigo guerra, masacre, deportación,
fanatismo. La segunda, helada, anónima, viene del interior de una
racionalización que no conoce más que el cálculo e ignora a los individuos, sus
cuerpos, sus sentimientos, sus almas y multiplica las potencias de muerte y de
esclavización técnico-industriales.
Para
atravesar esta era bárbara primero hay que reconocer su herencia. Esta herencia
es doble, al mismo tiempo herencia de muerte y de nacimiento.
El
siglo XX pareció dar razón a la fórmula atroz según la cual la evolución humana
es un crecimiento del poder de la muerte.
La
muerte introducida en el siglo XX no es solamente la de las decenas de millones
de muertos de las dos guerras mundiales y de los campos de concentración nazis
y soviéticos, también es la de las dos nuevas potencias de muerte.
Las
Armas Nucleares Les Armes Nucléaires
La
primera es la de la posibilidad de la muerte global de toda la humanidad a
causa del arma nuclear. Esta amenaza aún no se ha disipado con el inicio del tercer
milenio; al contrario, se incrementa con la diseminación y la miniaturización
de la bomba. La potencialidad de auto aniquilamiento acompaña en lo sucesivo el
camino de la humanidad.
La
segunda es la de la posibilidad de la muerte ecológica. Desde los años 70,
hemos descubierto que los desechos, emanaciones, exhalaciones de nuestro desarrollo
técnico-industrial urbano degradan nuestra biósfera, y amenazan con envenenar irremediablemente
el medio viviente del cual hacemos parte: la dominación desenfrenada de la
naturaleza por la técnica conduce la humanidad al suicidio.
Por
otra parte, fuerzas mortales que creíamos en vía de extinción se han rebelado:
el virus del SIDA nos ha invadido, es el primer virus desconocido que surge,
mientras que las bacterias que creíamos haber eliminado vuelven con nuevas
resistencias a los antibióticos.
La
unión planetaria es la exigencia racional mínima de un mundo limitado e
interdependiente. Tal unión necesita de una conciencia y de un sentido de
pertenencia mutuo que nos ligue a nuestra tierra considerada como primera y
última Patria.
ENFRENTAR LAS INCERTIDUMBRES
Los siglos anteriores siempre creyeron en un futuro bien fuera repetido o progresivo. El siglo XX ha descubierto la pérdida del futuro, es decir su impredecibilidad.
El
surgimiento de lo nuevo no se puede predecir, sino no sería nuevo. El
surgimiento de una creación no se puede conocer por anticipado, sino no habría
creación.
La
historia avanza, no de manera frontal como un río, sino por desviaciones que
proceden de innovaciones o creaciones internas, o de acontecimientos o accidentes
externos. La transformación interna comienza a partir de creaciones, primero
locales y casi microscópicas que se efectúan en un medio restringido primero a
algunos individuos, y que aparecen como desviaciones con relación a la
normalidad.
La
aventura incierta de la humanidad no hace más que perseguir en su esfera la
aventura incierta del cosmos que nació de un accidente impensable para nosotros
y que continúa en un devenir de creaciones y de destrucciones.
Una
nueva conciencia empieza a surgir: el hombre, enfrentado a las incertidumbres
por todos los lados, es arrastrado hacia una nueva aventura. Hay que aprender a
enfrentar la incertidumbre puesto que vivimos una época cambiante donde los
valores son ambivalentes, donde todo está ligado. Es por eso que la educación
del futuro debe volver sobre las incertidumbres ligadas al conocimiento.
CAPÍTULO
VI
ENSEÑAR
LA COMPRENSIÓN
El
problema de la comprensión se ha vuelto crucial para los humanos. Y por esta
razón debe ser una de las finalidades de la educación para el futuro.
Recordemos que ninguna técnica de comunicación, del teléfono a Internet, aporta
por sí misma la comprensión. La comprensión no puede digitarse. Educar para
comprender las matemáticas o cualquier disciplina es una cosa, educar para la
comprensión humana es otra; ahí se encuentra justamente la misión espiritual de
la educación: enseñar la comprensión entre las personas como condición y
garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad.
Hay
dos comprensiones: la comprensión intelectual u objetiva y la comprensión
humana intersubjetiva. Comprender significa intelectualmente aprehender en
conjunto, comprehenderé, asir en conjunto (el texto y su contexto, las partes y
el todo, lo múltiple y lo individual). La comprensión intelectual pasa por la
inteligibilidad.
Los
obstáculos externos a la comprensión intelectual u objetiva son múltiples.
La
comprensión del sentido de las palabras de otro, de sus ideas, de su visión del
mundo siempre está amenazada por todos los lados.Existe la ignorancia de los ritos y costumbres del otro, especialmente los ritos de cortesía que pueden conducir a ofender inconscientemente o a auto descalificarse con respecto del otro.
Existe
la incomprensión de los Valores imperativos expandidos en el seno de otra
cultura como lo son en las sociedades tradicionales el respeto hacia los
ancianos, la obediencia incondicional de los niños, la creencia religiosa o, al
contrario, en nuestras sociedades democráticas contemporáneas, el culto al
individuo y el respeto a las libertades. Existe la incomprensión de los
imperativos éticos propios de una cultura, el imperativo de la venganza en las
sociedades de tribus, y el imperativo de la ley en las sociedades
evolucionadas.
El
egocentrismo cultiva la self-deception, traición a sí mismo engendrada por la auto
justificación, la auto glorificación y la tendencia a adjudicar a los demás,
extraños o no, la causa de todos los males.
Etnocentrismo
y egocentrismo nutren las xenofobias y racismos hasta el punto llegar a
quitarle al extranjero su calidad de humano. Por esto, la verdadera lucha contra
los racismos se operaría más contra sus raíces ego-socio-céntricas que contra
sus síntomas.
La
ética de la comprensión es un arte de vivir que nos pide, en primer lugar,
comprender de manera desinteresada. Pide un gran escuezo ya que no puede
esperar ninguna reciprocidad: aquel que está amenazado de muerte por un
fanático comprende por qué el fanático quiere matarlo, sabiendo que éste no lo
comprenderá jamás. La ética de la comprensión pide argumentar y refutar en vez
de excomulgar y anatematizar. Encerrar en la noción de traidor aquello que
proviene de una inteligibilidad más amplia impide reconocer el error, el
extravío, las ideologías, los desvíos.
LA ÉTICA DEL GÉNERO HUMANO
El bucle individuo - sociedad: enseñar la democracia
Individuo
y Sociedad existen mutuamente. La democracia permite la relación rica y
compleja individuo sociedad donde los individuos y la sociedad pueden entre sí
ayudarse, desarrollarse, regularse y controlarse.
La
democracia no se puede definir de manera simple. La soberanía del pueblo
ciudadano comprende al mismo tiempo la autolimitación de esta soberanía por la
obediencia a las leyes y el traspaso de soberanía a los elegidos. La democracia
comprende al mismo tiempo la autolimitación del poder estatal por la separación
de los poderes, la garantía de los derechos individuales y la protección de la
vida privada.
La
democratización de las sociedades occidentales ha sido un proceso largo que se
ha continuado irregularmente en ciertos campos como el acceso de las mujeres a
la igualdad con los hombres en la pareja, el trabajo, el acceso a las carreras
públicas. El socialismo occidental no ha podido democratizar la organización
económico-social de nuestras sociedades.
Las
democracias del siglo XXI estarán cada vez más enfrentadas a un problema
gigantesco que nació con el desarrollo de la enorme máquina donde ciencia,
técnica y burocracia están íntimamente asociadas. Esta enorme máquina no
produce sólo conocimiento y elucidación, también produce ignorancia y ceguera.
Los desarrollos disciplinarios de las ciencias no han aportado solamente las ventajas
de la división del trabajo; también han aportado los inconvenientes de la supe
especialización, la separación y la parcelación del saber.
La
comunidad de destino planetaria permite asumir y cumplir esta parte de la
antropo-ética que concierne a la relación entre el individuo singular y la
especie humana como un todo.
Esta
debe trabajar para que la especie humana, sin dejar de ser la instancia
biológico-reproductora del humano, se desarrolle y dé, al fin, con la
participación de los individuos y de las sociedades, concretamente nacimiento a
la Humanidad como conciencia común y solidaridad planetaria del género humano.
La
Humanidad ha dejado de ser una noción solamente ideal, se ha vuelto una comunidad
de destino y sólo la conciencia de esta comunidad la puede conducir a una
comunidad de vida; la Humanidad, de ahora en adelante, es una noción ética:
ella es lo que debe ser realizado por todos y en cada uno.
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